Hace unas semanas determinados profesores reenviaron una carta a Esperanza Aguirre, que previamente ésta envió, corregida con tildes que supuestamente les faltaba.
Este gesto refleja una falta de madurez por parte de las personas que han llevado a cabo este gesto que raya lo inimaginable. Digo esto porque en distintas ocasiones cuando estoy escribiendo en la pizarra en una de mis clases, siempre destaca el "listillo" que te dice:
¡Maestro, que te falta un acento en tal palabra!
Por lo que esta corrección ortográfica es aceptable en jóvenes de 13 o 14 años, pero no es compatible con la supuesta profesionalidad de verdaderos profesores.
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